Dicen que no hay que mirar el pasado, que hay que vivir el presente y pensar en el futuro “solo” de reojo. Hemos dejado atrás un año 2020 como bien sabemos todos diferente. Los primeros días del siguiente año siempre se utilizan para dar carpetazo al año anterior, y buscar los retos del año entrante tanto a nivel personal como profesional. En muchos casos objetivos banales, si lo miramos con lo que nos ha pasado en el año recién finalizado.
Por ello no lo podemos dejar pasar y analizarlo con frialdad, observancia y en tercera persona, sino será una gran oportunidad perdida. Es verdad que depende de la mirada que lo hagamos puede ser todo negativo o buscar el lado positivo de la pandemia.
La pandemia nos ha hecho pensar en muchos temas que sabemos pero que en algunos casos los pasamos rápido sin profundizar en ellos y por otro, ha precipitado algunas situaciones que llegarían pero no tan rápido.
Ahora bien, lo podemos resumir en el aprendizaje de poner en el centro a las personas. En una gran crisis sanitaria, económica, con distanciamiento social, el apoyo en la familia, en las personas de confianza y en formar/fortalecer los equipos es una parte crítica de la gestión. Como a todos, seguro que ha habido sorpresas positivas por inesperadas lo mismo que muy negativas también por inesperadas, pero al final son la parte fundamental de cualquier reto.
Momento de levantarse ante las adversidades y ser valiente en la toma de decisiones.
Ser capaz de despojarse de muchos “vicios” adquiridos y cuestionar todo para desaprender y aprender rápido. Esto forma parte de una transformación que el COVID19, nos ha “obligado” a muchos niveles. La transformacón digital, el teletrabajo, la capacidad para gestionar equipos en la distancia, seguir trabajando con clientes que bajan presupuestos, se toman decisiones cuasi inmediatas y debes resolverlas como antes. La agilidad uno de los atributos que tiene que tener una compañía.
Esto debe de venir acompañado de no abandonar por las tormentas cual es el propósito de la compañía porque el mercado tendrá memoria y la reputación cuesta mucho tiempo conseguirlo y muy poco tiempo destruirlo. Huir de la mediocridad y encontrar líderes que tiran de los profesionales con la vista puesta en un faro, las medias tintas en las circunstancias actuales no sirven.
En definitiva, gracias 2020 por ayudarme a darme cuenta de muchas cosas que de otra forma muy probablemente no me habría dado cuenta, no hubiera cambiado y/o cuestionado costumbres/fijaciones que no me llevaban a buen puerto.
Creo que me hará mejor profesional, y por tanto una mayor aportación a la sociedad.